Podría haber sido distinto.
Que los pasos fueran antes.
Que la voz fuera palabra.
Podría haber sido más fácil
Y la salud que preocupara fuera gripe
Y la picardía intencional.
Podría haberme preocupado por los hobbyes,
los estudios,
las salidas, los amigos (o las “juntas”).
Y haber competido (en inconsciente)
si tus notas eran las mejores
o el galán más codiciado del curso.
Más nada de todo eso hoy me interesa
Y es que con vos aprendí a reconsiderar lo imprescindible,
A esperar los pasos, los momentos justos.
Porque pude comprender (y soportar) la espera
Y hacer de la paciencia un arte detallado.
Y es que además, entendí, que el amor derriba obstáculos
y lo que podría haber sido,
en realidad, hoy, es mucho mejor.
Desde tu existencia, hijo querido.
Pretendo ser, para vos, una buena mamá.
FELICES DIEZ AÑOS
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